21 octubre 2013

Atisbos No. 180. Humberto Vélez.



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“MÁS ALLÁ DE LO RACIONAL, SALUDABLE Y DESEABLE,
LA HABANA HA SIDO CAPTURADA POR LA COYUNTURA ELECTORAL”
Algunos escenarios posibles

Humberto Vélez R. 


No es sano ni saludable, sino más bien doloroso, que el primer desenlace, el de la firma de unos acuerdos históricos, de un conflicto interno armado que ahora en el 2014 cumplirá  50 años de existencia, termine dependiendo de la circunstancia raquítica y perversa y coyuntural de una elecciones, sobre todo considerando el carácter que la democracia de representación ha tenido en Colombia: Aquí en nuestro medio, el gran programa de la mayoría de los aspirantes a un cargo de elección popular, ha consistido “en salir elegido” para luego dedicarse, ahora sí de cuerpo entero, a capturar para beneficio personal, grupal o corporativo,  la mejor cuota que alcance en materia de distribución del presupuesto,  de los puestos públicos, de los  paseos al exterior y de otras gangas beneficiosas del oficio.  Para no analizar con los deseos y las idealizaciones, será esa la realidad que habrá que asumir como necesario referente.
Por ahora partamos de una realidad y de la reiteración ligera de algunas nociones básicas. La realidad: en la actualidad la Habana  no es un problema  central para el conjunto de la sociedad Colombiana, es decir, no es una causa nacional, ni siquiera para  los partidos de la Unidad Nacional de Santos, que tienen otras urgencias. Por razones diversas y bajo signos ideológicos distintos, en esa causa sólo están interesados Santos y algunos de sus más cercanos; distintos sectores, más bien estrechos de las sociedades civiles y de los partidos, organizaciones políticas de centro-izquierda. También está interesado el URIBESCO CENTRO DEMOCRÁTICO, pero en la línea del fracaso de la experiencia. Hace poco, en una charla le preguntamos  a un grupo de unos 150 estudiantes universitarios quiénes en los últimos 15 días habían leído, por lo menos un artículo analítico sobre  los Diálogos de la Habana y sólo lo habían hecho unos 10. Sobre el proceso sólo sabían  lo que por televisión les decían CARACOL Y RCN. Eso sí, casi todos querían que no hubiese más guerra y que si se negociaba fuese bajo las lógicas de una guerrilla sometida  o en condiciones de casi necesaria capitulación.
Lo que no sabemos es si desde la Habana el equipo de Delegados de las Farc alcanza a leer estas y otras muchas realidades, sobre todo las asociadas, tal como veremos más adelante, a tres imaginarios o representaciones bélicas negativas sobre las guerrillas, de una cobertura social impresionante entre las llamadas sociedades civiles.
Duele eso sí que la causa de la paz no sea una causa nacional, pues como lo acaba de destacar  Yesid Arteta Dávila, en un extenso y lúcido Ensayo,
“Colombia está en un momento crucial. Las decisiones- y las no decisiones, agregaríamos nosotros-  que tomen el Gobierno y las Farc en un futuro cercano determinarán la historia del país en la presente y próxima década. Los líderes…tienen una cita con la historia. Unos y otros  deben responder con realismo y sin demagogia al imaginario de paz  que predomina en la gente colombiana”.[1]
En una línea similar ha hablado Semana,
“Hace poco Antanas Mockus dijo en Londres hablando del ritmo del proceso: ‘Tanto la lentitud como la prisa traen riesgos’. Ni tan rápido como le dictan al gobierno sus urgencias políticas ni tan pausada y retóricamente  como preferirían las farc, lo único que puede salvarlo son acuerdos tangibles…La gran paradoja es que lo que está en juego no sólo es la última oportunidad de una paz negociada en muchos años, sino un proceso que ya produjo un acuerdo histórico en torno al campo, origen y motor del conflicto. Dos razones para pensarlo dos veces antes de arrojarlo al oleaje de la política”[2]
Vayamos ahora a reiterar algunas nociones básicas, así: 1. Paz Negativa: en general se habla de ella cuando no hay guerras; entonces, acordar el fin del conflicto armado interno, es comenzar a construir paz negativa con conciencia de que todavía nos quedan  otras guerras: 2. Paz Positiva:  en una sociedad dada, se está haciendo paz positiva cuando se están abordando las reformas estructurales orientadas a crear condiciones de democracia, de equidad social y de participación ciudadana, que dignifiquen la vida humana. Qué lejos estamos en Colombia de avanzar en esa dirección! 3. Las dinámicas de una negociación: como   criterios probados  se considera que una negociación está avanzando cuando se empiezan a modificar las posiciones iniciales, consideradas como inamovibles, a partir de una diálogo cada vez más sincero, sobre las necesidades e intereses de las partes. 4. En toda negociación, en su fase final, se deben diferenciar dos pasos importantes: una cosa es firmar los acuerdos  y otra cosa es su implementación: con lo primero se está iniciando la construcción de paz y con lo segundo se la está haciendo realidad. Y 5. La noción de Paz Imperfecta: nunca en ninguna parte y en ningún momento se construye LA PAZ, lo que se hace siempre es intentar construir PAZ, que siempre será una paz imperfecta, una construcción de todos los días y a toda hora, pues  mientras exista el conflictivo ser humano, ese será un esfuerzo sempiterno de nunca acabar. ¡Bienvenida, entonces, la Economía política de la Paz!
Aplicando algunas de estas nociones, digamos que lo que se está haciendo en la Habana es tratar de iniciar la construcción de paz negativa poniendo fin a un cincuentenario conflicto armado  interno -irresolutas quedarían todavía  otras guerras- abordando una sola medida orientada a empezar la construcción de paz  positiva -hacer una reforma agraria como componente central de una reforma rural integral-  para que, dado este primer paso en la lucha política democrática sin armas, diferentes propuestas hegemónicas puedan competir o por mantener el capitalismo salvaje o por suavizarlo haciéndole algunos retoques  o por jalonar las reformas estructurales que el país necesita en materia de cualificación de la democracia, de una profunda revolución social y de puesta en vigencia de la democracia de participación. Con todo ello, sólo estaríamos intentando construir paz, que no LA PAZ.
No sobra advertir  que el desenlace que tenga esta guerra interna no es inane ni inocente de cara al futuro del país. Otros querrán conquistar la paz negativa intensificando la re-guerra y regando en los próximos diez años  otros 220000 cadáveres por los campos de batalla y dejando al país completamente “des-enrutado” en materia de construcción de paz positiva. 
El mejor indicador empírico de que en la Habana se ha estado avanzando se encuentra en el hecho que  desde el principio ha habido dificultades y tensiones y que por eso no se han parado de la Mesa sino que han proseguido los ciclos encontrando siempre salidas para continuar dialogando. Es decir, que entre ellos han estado haciendo la transición de amigos/enemigos a la de amigos/adversarios. De no ser así, significaría que lo que allá lo único que han hecho las dos delegaciones es mirarse tontamente la cara en medio de uno u otro chiste. Tampoco debería asustarnos que los enemigos de la paz negociada hayan aprovechado esos lógicos momentos críticos para maximizarlos, distorsionar los hechos y hasta para montar mentiras.


[1] . Arteta Dávila, Yesid, “ACUERDO DE PAZ: EL GRANO Y LA PAJA”. 29-09-2013
[2] .”LA PAZ, REHÉN DE LA POLÍTICA”, Semana, edición 1619, deel 30 de septiembre al 7 de octubre de 2013, pgs.34-35.

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