15 noviembre 2014

ATISBO 211 LA PAZ COMO RECONCILIACIÓN : LAS CONTRADICCIONES Y VACÍOS EN LA HORA DE LAS VÍCTIMAS ALGUNOS PRESUPUESTOS BÁSICOS

Atisbos Analíticos 211, agosto 1  de 2014, Humberto Vélez r, profesor investigador de la Universidad del Valle, Programa de Estudios Políticos, Instituto de Educación y Pedagogía; presidente de ECOPAIS, Fundación Estado*Comunidad y País, “UN  UEVO ESTADO PARA UNA NUEVA  COLOMBIA”; Secretario Ejecutivo, Jorge Eliecer Salomón, templarius006@gmail.com.  humbertovelezr@gmail.comwww.fundacionecopais.blogspot.com,     twitter@atisbos2000  .

                                                                    

                                                                                                                                                                           

LA PAZ COMO RECONCILIACIÓN : LAS CONTRADICCIONES Y VACÍOS
EN LA HORA DE LAS VÍCTIMAS
ALGUNOS PRESUPUESTOS  BÁSICOS

Ensayo, 5400 palabras.
Humberto Vélez r- Jorge Eliécer Salomón.
Nota: Este Ensayo, que ha sido enviado al Foro Nacional de Víctimas, que se realizará en Cali el 5 de agosto, presenta al final un esbozo de propuesta orientada a contribuir al mejoramiento de la metodología de selección de las 60 víctimas directas que irán a la Habana.
De los tres momentos analíticos que podemos distinguir en un proceso de construcción de paz integral imperfecta- pacificación, paz positiva y reconciliación-, en Colombia, por razones fácticas ligadas a los Diálogos de la Habana, hemos  entrado al “momento consciente” de los inicios  de la reconciliación. Por fin ha llegado la “hora” de las víctimas, pues las anteriores parecen haber sido las de los victimarios. Pero, no es que en  la historia del país  no haya habido muy  importantes experiencias de reconciliación. A este respecto recomendamos la excelente publicación “RECONCILIACIÓN COLOMBIA”[1] donde nos cuentan valiosas experiencias sobre la materia en varias regiones del país, Antioquia-Tolima ( 67 proyectos en pro de la reconciliación y la paz,  el caso  de 20 familias Emberá Katío, el del  Cañón de las Hermosas); Pacífico- Centro ( 90 iniciativas de organizaciones sociales, la experiencia “Regreso a Casa” en el norte del Cauca); Caribe-Orinoquia ( 90 iniciativas de la sociedad civil y de la Cooperación Internacional, El Conflicto Macapeyo-Bolivar y Chengue-Sucre, las 47 iniciativas de la Orinoquia, “Las Batallas de Paulina”); y Santander-Eje Cafetero (50 experiencias del  Magdalena Medio y 36 del  Eje Cafetero).
Por lo tanto, en materia  de reconciliación, en Colombia no se está partiendo de cero, múltiples han sido las experiencias dignas de una reflexión asimilativa crítica. Parecería  que los  actuales Foros de las Víctimas   hubiesen pasado por alto este significativo precedente. Ilustra mucho el  que  Jhon Lederach, ese importante científico y artista de la paz[2], muy conocedor del país, al referirse a éste haya destacado,  
Este es el país que más propuestas de paz y de reconciliación tiene en el mundo. Y esto sucede porque cada grupo tiene su propia propuesta, pero no quieren articular una estrategia para trabajar juntos. Hay que entender que esa fragmentación limita la capacidad  de influenciar   de forma adecuada  los procesos sociales de construcción de paz y de reconciliación…En Colombia  el trabajo no sólo es de los que están en la parte de arriba de la sociedad. En la base veo que la sociedad  civil está muy fragmentada y desarticulada. La  sociedad colombiana es un ejemplo increíble  de las llamadas ‘roscas’: cada uno con su grupito, muy activos, pero no articulados”. [3]                                                                                                                                                             
De entrada precisemos desde “dónde” estamos escribiendo este Atisbos 211. Físicamente lo estamos haciendo sentados  frente a la pantalla de nuestro computador, pero con la mente puesta en las poblaciones civiles colombianas, que  desde el 1 de enero de 1985 -éste límite temporal es artificial-  han venido siendo afectadas por uno u otro de los actores directos del conflicto interno armado (o guerrilleros o paramilitares o gobierno o militares) con una serie de hechos victimizantes causándoles así  una enorme  tragedia, así como  un inmenso dolor. Y  estamos haciendo este escrito en procura de   producir un documento que hemos caracterizado como de “pensamiento académico estratégico”, orientado a proporcionarle a las victimas directas algunas directrices que  ojalá  les puedan servir para definir y precisar  qué obstáculos deben vencer y qué condiciones gestar para que su estrategia orientada a construir reconciliación y perdón recoloque su subjetividad y su intimidad y sus corazones en condiciones más propicias para poder cumplir el rol que les corresponde en la construcción de paz integral, imperfecta pero siempre perfectible.
A este primer respecto, no sobra agregar varias cosas,
1.      que si el lugar o espacio desde el cual estamos observando el fenómeno  fuese otro - por ejemplo, no el de la población civil afectada sino el que cualquiera de los otros actores-  con seguridad que otras serían  las consideraciones que formularíamos y las conclusiones a las que llegaríamos;
2.      que si bien muchos académicos  hemos investigado los orígenes, evolución, cambios  y consecuencias del conflicto interno armado, sin embargo, los resultados de nuestro trabajo, por lo general,  se han quedado en los anaqueles de las Universidades porque  no los hemos vertido en pensamiento académico estratégico, vale decir, en pensamiento para la acción;  
3.      que es en este nivel de producción de pensamiento estratégico  donde toma forma el efectivo compromiso de los investigadores académicos o  con el mantenimiento o con la transformación del  establecimiento social, pues en este eje  de la investigación  no le podemos servir a dos señores , a Dios y al Diablo, pues o formulamos directrices orientadoras para el movimiento  social por la paz   o levantamos  otras al oído del  movimiento político y cultural por la guerra;  
4.      finalmente, que aunque  quizá no sea la nuestra-  la de la verdad académica y la asociada al pensamiento estratégico para la acción- la verdad que necesitan  las víctimas, sin embargo,  tal como veremos, quizá esta verdad cuando se presenta de modo pedagógico, más que otras le puede servir a las víctimas  de soporte para cotejar y alimentar su propia verdad.
Por estos días en Brasilia, a propósito del evento China-Brasil  y Celac  celebrado el 18 de julio, en reunión privada con Santos el  siempre imprevisible y sorprendente José  Mujica, al referirse a la paz en Colombia, usó una palabra expresiva de lo quizás más  difícilmente lograble  en una sociedad como la nuestra donde sus grandes conflictos sociopolíticos, los armados y no armados, históricamente  han excretado a toda hora odio y venganza: la palabra perdón. Fue así como dijo que aplaudía,
“el  coraje y la madurez de los colombianos de decidir PERDONARSE”. Y agregó: que con la paz había que comprometerse y no solo hacer declaraciones bonitas; que estaban para ayudar a los colombianos y no para mandarlos; que si necesitaban ayuda no debían hacer otra cosa que chiflarlos; y finalmente, al referirse al disco duro concreto de la Justicia transicional, con enorme claridad anotó: “HAY UNA CONTRADICCIÓN, NO TODO ES PERDONABLE Y OLVIDABLE, NO TODO ES  COBRABLE SI TU PRIORIZAS LA PAZ”.[4]
No puede dejar de llamar la atención el que en una sociedad como la colombiana donde los “violentólogos” han florecido casi como flores silvestres, exista, sin embargo,  un déficit tan enorme  de estudios sobre  esa fase de la construcción de paz integral llamada reconciliación. Contrastante es el que la investigación sobre los otros “momentos” de construcción de paz integral- por ejemplo, sobre las estrategias de pacificación y de construcción de paz positiva- se encuentre más evolucionada. Pero, grave es el que los estudios sobre la  reconciliación se encuentren tan rezagados  al tratarse, sobre todo, de una sociedad que, como la nuestra,  requiere de una catarsis o sicoanálisis profundo que, como ha dicho Alberto Pinzón Sánchez, saque a flote  la parte escondida de la matazón política que, desde 1928 hasta ahora, ha venido sufriendo el país colombiano.[5] En concepto de muchos,  esa parte escondida  o invisible, que la catarsis debe visibilizar,  no tiene otro nombre que el de  las venganzas y odios  que han subyacido al tratamiento  violento de los conflictos sociopolíticos que nos han caracterizado. Pero, no se trata de cargar y recargar de culpas y re-culpas, de victimizaciones y de re-victimizaciones la intimidad y subjetividad ya cansadas  de los  seis o siete millones  de víctimas directas de los actores del conflicto interno armado; se trata, sobre todo y ante todo, de que puedan acceder  al  ejercicio del derecho a la memoria histórica, al derecho de conocer lo que realmente  pasó, al derecho de  saber cuál fue el juego concreto  de responsabilidades reales que enhebraron su tragedia y  sus dolores y así poder hacer el tránsito a un perdón humanamente digno, que las recoloque en mejores condiciones subjetivas, por qué no un poco menos pesimistas,  para poder abordar el papel que les corresponde en la reconstrucción social y cultural objetiva del país.
Digámoslo en otros términos. En el caso colombiano en esta fase compleja y delicada e interconectada de la reconciliación se trata, sobre todo, de que las víctimas, y también los victimarios, logren empezar a  limpiar sus sentimientos y corazones  de elementos no estéticos e inmorales   como la venganza y el odio, que han sido los más  fieles y perversos  compañeros de los   procesos   de violencia política que ha habido en el país, pero   que siempre han sido distintos  y singulares en cada uno de sus   presentes pasados. Y  subrayamos  esos dos adjetivos porque es que los colombianos tenemos que aprender a cuestionar  la tremenda pasividad a la que se invita  con la socorrida frase, “qué vamos a hacer, es que en Colombia siempre ha habido la misma violencia política”. Pero ahora, perdóneseme un agregado. Si no fuera porque en este Ensayo sólo nos hemos propuesto referirnos a las víctimas directas del conflicto interno armado, también habría que hablar de la sociedad en su conjunto como una víctima indirecta más, pues mientras la Mesa Nacional de Víctimas  nos ha hablado  de 1.7 millones  de sufrientes directos registrados[6], nosotros hablaríamos de 47 millones de víctimas indirectas pues, en medio de tan larga e histórica matazón no sólo asociada al conflicto interno armado, es difícil que haya un solo colombiano que no haya visto, por lo menos, afectada su salud mental. Pero, en el marco de las apenas dos mil víctimas que vendrán el 5  de agosto  al Foro Nacional de Cali y de las escasas 60 que irán a la Habana, constituye un despropósito hablar de tantos millones de víctimas indirectas o insistir en el argumento general valido de que “todos somos responsables” comenzando con los bloques en  el poder que han ejercido la dominación hegemónica.
Al decir esto, se  nos presenta así  la ocasión para referirnos a varias distorsiones y sesgos  que se han venido evidenciando en materia de la concepción y abordaje  de los cuatro Foros, que sobre Víctimas, se han venido realizando en las ya señaladas ciudades:
1.      La  desvinculación de los Foros  del proceso de la Habana.
 Bajo el pretexto, en general valido, de que “todos somos responsables”, algunos sectores, sobre todo desde la izquierda,  han asumido los Foros como una excelente coyuntura  de oportunidad  para quedarse haciéndole un cuestionamiento radical al bloque en el poder y al establecimiento cerrándole así  el espacio al “momento afectivo” de la reconciliación como fase interconectada de la construcción de paz integral imperfecta. Importa pensar que  lo que en la actualidad está en juego en  la Isla de Martí  no es el problema de la transformación estructural de la sociedad colombiana, asunto que, en el mediano y largo plazo, tiene su ámbito natural  en el nivel de las luchas sociales democráticas,  sino, más bien, un proceso de negociación de la dejación de las armas con cierta  dosis de paz positiva asociada, sobre todo, al impulso de  la democratización del régimen político mediante el ingreso a él de nuevos actores políticos, sobre todo, de  las guerrillas.  Entonces, no se podrá olvidar  que para que  este proceso se consolide es fundamental el que, por lo menos, una  fracción importante y heterogénea de víctimas realice un ejercicio catártico que le inyecte, ya no venganza y odio sino, más bien, cierto cariño y afecto y sentimientos positivos a  la experiencia. Entendemos que, en la coyuntura, esto es más importante que los cuestionamientos globales al status quo que, de todas maneras, siempre podrán hacerse.
2.      Las luchas y pugnas por posicionar  como central y estratégica y protagónica  una determinada categoría de víctimas.
De acuerdo con La Unidad de Víctimas, con corte al 1 de julio, registradas había en el país un millón seiscientas setenta mil. Como dato estimativo que no técnicamente estadístico, algunos han calculado que organizadas - bien o regular o mal o de modo inadecuado- podían existir unas trescientas mil víctimas, o sea, el 4.1%.del total registrado por la Unidad de Víctimas.  A los cuatro Foros (Villavicencio, Barrancabermeja, Barranquilla y Cali) tesoneramente  organizados  por la Universidad Nacional y el PNUD, podrían haber asistido unas dos mil víctimas, he aquí   ya una cifra importante pero  muy baja, y a la Habana a presentar sus propuestas sólo irán 60 víctimas directas, 12 en cada uno de cinco ciclos consecutivos. Siendo éste ya un asunto problemático en lo cuantitativo ( un mar inmenso  de víctimas directas, unos 6.5 millones) , así como en lo cualitativo ( registradas  1.7 millones, organizadas apenas unas trescientas mil todavía en los comienzos del proceso de construcción como sujetos políticos y  cuando no arriadas algunas de ellas por ONGs cuyos directivos no son víctimas directas), sin embargo, el simple hecho de que se haya logrado reunir a un pequeño  y heterogéneo número de víctimas de diferentes hechos  victimizantes  atribuidos a distintos victimarios, ha constituido ya un importante aunque relativo avance.[7]
Sin embargo, en los cuatro Foros de Víctimas se han presentado manifestaciones  de descontento y hasta de ahogamiento y de marginamiento- en Barrancabermeja, por ejemplo, hubo un Foro paralelo- pues mientras en unos  primeros casos “algunos” han buscado colocar la centralidad en las víctimas  del Estado y del “sistema o establecimiento”, en unos segundos,  “otros” han  querido  poner el énfasis en las víctimas de las Farc y por eso no asistieron a los eventos programados.  Así, en una relación de amistad/enemistad, completamente ajena al espíritu de esos Foros,  las víctimas mismas  han tratado de cerrarse espacios. Como para decir, que en uno y otro caso, violentaron la naturaleza de los Foros haciendo de ellos  no un espacio estratégico para marchar a la reconciliación y a la construcción de paz positiva sino, más bien, un campo de guerra para hacerle un juicio político ya al Estado ya a las Farc.
Como expresión concreta de esa pugna,  el jueves 3 de julio se reunieron en el Club Nogal de Bogotá las Víctimas de las Farc, que afirmaron representar a las personas afectadas  por secuestros, minas antipersonas, extorsión, desaparición forzada, tomas guerrilleras de poblaciones, pescas milagrosas  y atentados terroristas.

Señalaron  que más que propuestas- al respecto no le enviarán a las Farc  documento alguno-, exigían respuestas a las  cien preguntas que les iban a remitir. Dijeron  que el grupo se representaba  a sí mismo y pidieron  que en  los Foros Regionales no se distorsionase, invisibilizase y  atomizase su voz diluyéndola en una representación mayoritaria de víctimas de otros actores armados  opacando, así,  a los voceros de las víctimas de las Farc. [8]
O sea que para opacar y hacer poco visibles a los demás, la organización de las víctimas de las Farc se ha esforzado por visibilizar y tornar protagónico su propio grupo. Al respecto, al escribir como víctima directa de los paramilitares, ha señalado la comunicadora  Maria Jimena Duzán,
“Toda esta reflexión la traigo a colación porque me preocupa la manera en que el uribismo está participando en el debate sobre quiénes deben ser las víctimas que deben ir a la Habana. Sin ruborizarse han planteado una tabla de víctimas en la que se nos intenta discriminar según quiénes fueron nuestros victimarios. Y dentro de esa estratificación un poco macabra, las víctimas más relevantes serían las de las Farc. Imponer una tabla de víctimas me parece indigno para con las víctimas  porque nos revictimiza y nos degrada aún más  de lo que ya nos degradó la guerra.[9]
Pero, en la otra orilla, aunque no con la radicalidad que ha caracterizado las conductas de las víctimas de las Farc, también  ha habido expresiones orientadas a imponer, en la práctica, la centralidad de las víctimas del Estado y de los paramilitares. El discurso, quizá válido en otro contexto de luchas sociales que no en el de una negociación, de “la responsabilidad de todos” y, sobre todo, de la responsabilidad central del  bloque en el poder, ha permitido que se cuelen distintas versiones de posiciones similares pero  polares a las de las víctimas de las Farc.
De todas maneras, en relación con el V tema de la Agenda en la Habana en los discursos del grupo de negociadores de las Farc, no obstante los titubeos y disquisiciones y bailoteos verbales al respecto, se ha presentado un cambio importante: de modo progresivo y  bajo distintas formas, ha venido apareciendo en ellos  el discurso de la reconciliación y del perdón. La carta enviada por Iván Márquez a Natalia Springer el  18 de julio titulada “Debemos Alcanzar la Paz”[10], entre otras muchas señales,  es quizá la mejor indicación empírica de que las Farc sí están dispuestos a abordar con seriedad el tema de las víctimas. Con el equipo del gobierno reconocieron la realidad de las víctimas, definieron los diez principios para abordar el debate, decidieron escucharlas a partir del 16 de agosto y fijaron y precisaron las reglas de juego y los criterios a tener en cuenta en la selección de las víctimas encargando de esa tarea a una alianza independiente y seria como ha sido la de PNUD-Universidad Nacional. Digamos que el artículo de Márquez es el típico documento de un  grupo que busca negociar un tema importante y que, al respecto, plantea de entrada posiciones cerradas pero con un ventana abierta por donde pueda entrar el diálogo: señala Márquez en su artículo que los responsables son pluralidad (partidos políticos, ideologías del paramilitarismo, terratenientes, ganaderos, algunos bananeros, ciertos banqueros, sectores de la Iglesia, los implementadores del neoliberalismo), pero que la insurgencia también es responsable; por otra parte, dejando  in pectore la idea de las responsabilidades del Secretariado,  señala que “la cadena de mando” no se agota en Los Estados Mayores del Ejército y la Policía, sino que va “mucho más allá” hasta tocar las puertas del Palacio de Nariño. Pero, donde si habido una ruptura con los tradicionales discursos de los altos mandos de las Farc, ha sido  en este discurso:
Para edificar la paz  este país necesita bases consistentes de justicia social, democracia y soberanía. Sin que emerja el humano sentimiento de la comprensión y del perdón, no habrá paz. Tenemos que desterrar de los corazones la venganaza y el odio, la exclusión y la intolerancia”.
3.Los limitantes estructurales de la eficacia de la acción de las víctimas
Como ya se ha advertido importante es que, aunque en pequeño, las víctimas hayan comenzado a reunirse y a impulsar este tipo de Foros. Sin embargo,  el sentido de realidad nos señala que la acción de las víctimas no alcanzará plena eficacia hasta que    los procesos de pacificación- primera fase del proceso-  no cubran al conjunto los conflicto armados: el de las Farc  ya se encuentra en marcha con algunas dificultades subsistentes pero con señales de evidentes progresos y el del Eln todavía es más expectativa que realidad aunque se presume que  ya se está explorando la negociación de la negociación. Y ¿qué sucederá con el neo-paramilitarismo de los Urabeños y con los agentes del Estado, civiles y militares, cercanos a su organización?
Pero, volvamos a las víctimas y a los supuestos básicos  de su accionar.
Al participar en el panel de  clausura del Foro de Barrancamermeja dijo el Padre Francisco de Roux, conocedor del conflicto, pero, sobre todo, un claro exponente de una versión abierta y democrática  de la   teología   de la reconciliación,
“Las víctimas  serán quienes dirán qué tipo de verdad es aceptada…Las guerras no generan héroes ni seguridad, sino víctimas y victimarios. Ustedes que han vivido todo tipo de barbarie, son quienes tienen  la posibilidad  de hablar, proponer y decidir”.[11]
Por su parte, en el Panel  del Foro de Barranquilla, los panelistas se movieron en la línea de los procesos de construcción de la reconciliación y el perdón, así,
“Hasta ahora ha habido propuestas de verdad  y reparación, pero se deben presentar propuestas que lleven al país a una fase de reconciliación, la reconciliación debe llegar desde la comprensión del otro, lo que llevaría a un cambio de mentalidad entre quienes han vivido el conflicto. Este es un cambio cultural necesario para el respeto y la tolerancia. ”. (Fabrizio Hoschschid, Naciones Unidas) “Para llegar al perdón y  la reconciliación debe haber respeto a la diferencia de ideología y opiniones, de resto una posible paz fracasaría”. (Alejo Vargas, U Nacional) “La participación de las víctimas tiene que generar  procesos y acciones decisorias; cualquier mecanismo de participación e integración debe generar espacios para que las víctimas decidan lo que se debe reflejar en sus propuestas”. (Jorge Humberto Torres, abogado experto en Derechos Humanos). “La voz de aquellos  que han vivido las atrocidades del conflicto  debe ser el punto de partida para que haya lugar a una Justicia Transicional…Hay que tener en cuenta a las familias en relación con los secuestrados, dónde están, por lo menos, sus restos” (General Luis Mendieta, víctima como exsecuestrado). [12]
De resaltar resultar que ninguno de estos panelistas les haya dicho  a las víctimas qué debían  manifestar  o proponer, por el contario, todos invitándolas  a que decidiesen  ellas, a que hablasen,  a que contasen sus experiencias, a que  aflorasen su verdad!
Hemos dicho que una primera condición para que las víctimas se construyan como sujetos políticos se encuentra asociada a que se les reconozca  su derecho a la verdad, a la memoria histórica, al conocimiento de la verdad de lo que le sucedió a él y a su familia. Pero, ¿de qué verdad se trata? Digamos que nadie conoce mejor lo que le sucedió que la propia víctima. Por estos días se ha venido hablando de una o varias Comisiones de la Verdad. Camilo González se ha  referido a dos Comisiones de la Verdad, una que originada en el art. 66 de la reforma constitucional conocida como “Marco  Legal para  la Paz” pueda hacer recomendaciones para la aplicación de los instrumentos de la Justicia Transicional en Colombia, y otra que recoja la idea  de la Corte Constitucional, que en  el Auto  008 del 2009 recomendó el establecimiento de “un mecanismo para establecer la verdad de la magnitud, las modalidades y efectos de los abandonos y despojos de tierras”, asunto éste que se ha colocado en el centro de la discusión con motivo de los diálogos de la Habana.[13] En nuestro concepto, Comisiones como ésas, de varios modos, hacen parte de lo que vamos a llamar “verdad académica” pero pensamos  que, por importantes que sean, no son “la verdad “que están reclamando las víctimas.
En la historia de la noción de verdad, desde muchos cientos de años se dijo que la verdad era  la correspondencia entre el pensamiento y la cosa,  esa cosa llamada realidad y con el tiempo vinieron distintos filósofos que hablaron, perdónesenos   la palabreja, de verdad ontológica. Pero, no es esa la verdad que importa a nuestras víctimas. Tampoco la verdad del poder y mucho menos la de los fusiles. No les obsesiona el asunto de la verdad judicial y de la verdad académica, que  les puede prestar alguna ayuda, quizá ni han oído hablar. Sí sienten más cercana la verdad testimonial, la de sus vecinos, que vieron y observaron y, con reacciones variadas, sintieron lo que les pasó. Pero, la verdad que sí necesitan y les interesa es su “verdad subjetiva”. Necesitan sentirla, tocarla, paparla. Que se la recuerden en público para poder autolegitimarse como sujetos políticos, que se la reconozcan en ágoras y foros sus victimarios  para poder iniciar su purificación, para poder iniciar el ejercicio catártico hacia la reconciliación con el “otro”, así como hacia un perdón, que no olvido, humanamente digno.
Como ya hemos  adelantado todo esto tiene que ver con la fase interconectada de la reconciliación  que, como sabemos es el “momento” más emotivo-pasional del proceso, pero que  no es ni primera ni segunda ni tercera sino una fase necesaria como lo son la pacificación y la construcción de paz positiva.
De un universo de 6 millones de víctimas directas con apenas 1.7 millones  ubicadas por haberse registrado pero con solo unas 300.000 con algún nivel de organización, para la Comisión PNUD-Universidad Nacional, muy competente e independiente por cierto,  va a ser complicado seleccionar 60 víctimas directas para que, en Delegaciones o Tandas de 12 personas, vayan durante cinco ciclos consecutivos  a la Habana a  contarle “su verdad” y formularle sus propuestas a los dos equipos de negociadores.
Gobierno y Farc fijaron así las reglas de juego:
1.      Deben viajar víctimas directas y no sus representantes o delegados;
2.      Las delegaciones  o Tandas de 12 personas,
deben reflejar todo el universo de violaciones  de los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario que se hayan presentado a lo largo del conflicto interno- por disposición legal desde el 1 de enero de 1985- teniendo en cuenta, los diferentes sectores sociales y poblacionales, el enfoque regional”.
3.      Como criterios de selección se fijaron tres: 1.Equilibrio; 2. Pluralismo; y 3. Sìndéresis. Como decir: que no se le otorgue peso privilegiado a una  u otra víctima como en la coyuntura están pretendiendo algunas; que en la selección todas las categorías sociales y poblaciones y regiones tengan la posibilidad estadística  de ser seleccionadas; y en cuando a la sindéresis, éste sí es un criterio resbaladizo  de más dificultosa delimitación.  De acuerdo con La Real Academia, “discreción, capacidad natural para juzgar correctamente”; por su parte, el Diccionario Larousse destaca este último significado pero le hace un agregado, a la actitud para juzgar rectamente le  añade la de juzgar también “con acierto”. A su turno, coma relieva  la Revista Semana,  ya en una oportunidad las Farc diferenciaron entre crímenes atribuidos  al Estado, como el desplazamiento, los falsos positivos y el genocidio de la Unión Patriótica y “los casos de secuestro, desaparición forzada, el reclutamiento, el uso de explosivos,  que –dijeron- “deben ser abordados  y solucionados con sindéresis, observando el universo de la confrontación en el marco de sus causas históricas”. [14] Es decir, que en este caso la sindéresis se aplicaría, por razones ligadas al mismo contexto de guerra, a hechos victimizantes en los que con mayor probabilidades podrían aparecer las Farc.
 Para cooperarles en la selección, Unal-PNUD han solicitado la ayuda de la Iglesia Católica, pues para seleccionar esas 60 víctimas directas bajo esas reglas de juego y esos tres criterios van a requerir de un equipo interdisciplinario  con un alto componente técnico, pues de lo contrario, la dosis de “acierto”que, según Larousse, encierra el significado de la  palabra sindéresis, va a ser difícil de alcanzar. Esto no obstante, la Comisión seleccionadora posee variados recursos académicos, técnicos y morales para a salir  avante y más importante resulta destacar lo que en Editorial ha relievado el Espectador por esos días,

Hace un mes dijimos en este espacio que el reconocimiento es el primer paso para que una víctima encuentre su camino hacia la reparación verdadera y pasar ahora a que vayan a la mesa para poner allí sus puntos y peticiones, es una noticia para celebrar.(Subrayado nuestro) En hora buena hay una puerta abierta que se nos antoja bastante clara para que este proceso, más que ningún otro  en la historia reciente de Colombia, llegue a buen puerto. Con todas las de la ley. Y todo esto, tanto en la lógica guerrillera como en la del estado, puede convertirse en lo que las víctimas  han estado esperando desde hace algún tiempo. ¿La razón? Llegó la hora- ojalá- de llamar las cosas, las responsabilidades sumadas de parte y parte que han bañado de sangre este país, por el nombre que les corresponde. Actos. Personas. Cargos. Delitos. Lugares. Todo en fin. Y que las víctimas tengan certeza de que todo esto se sabrá a gran escala en el futuro. De esta forma es como van cicatrizando las heridas profundas de un conflicto de medio siglo”.[15]
Finalmente, para cooperarle, de alguna forma, a la Comisión Unal-PNUD, vamos a presentar, no una propuesta sino, más bien, un esbozo de propuesta, que aporte algo, por lo menos un punto de vista, a una mejor definición de la metodología  para la selección de las cinco tandas de víctimas directas que irán a la Habana.
De entrada, nos formularíamos tres preguntas centrales:
1.      Dentro de ese universo tan amplio y complejo de victimizados directos, 6 millones, el 10% de la población colombiana, cuáles podrían ser  los 10 hechos  victimizantes más “paradigmáticos”, digámoslo así a la positiva, por su frecuencia, permanencia en el tiempo- a partir del 1 de enero de 1985-, grados de impacto sobre sectores sociales y poblacionales y regiones, así como por sus  condiciones para subsumir en su interior otro gran número de violaciones a los  Derechos Humanos y de infracciones al DIH?
Con apoyo en muchas investigaciones realizadas por expertos académicos[16], éstos serían esos 10 hechos y su frecuencia con una priorización realizada por nosotros:
a.      Secuestro (30.000).
b.      Desplazamiento con énfasis en el problema del abandono y despojo de tierras (4.5 millones).
c.       Minas antipersona ( 10.7773 entre 1990
d.      Desapariciones forzadas con énfasis en los “falsos positivos” (41.000)
e.      Reclutamiento de niños, niñas y adolescentes (18.000)
f.        Masacres (2.087)
g.      Ejecuciones extrajudiciales ( 3.000)
h.      Atentados contra la infraestructura, los oleoductos y la madre tierra (      ).
i.        Agresiones sexuales (         ).
j.        Extorsiones y amenazas  (      ).  
En nuestra opinión, un listado así  u otro que la Comisión delimite, debería ser presentado a los asistentes oficiales al Foro Nacional de Víctimas que se realizará en Cali el 5 de agosto, para que éstas realicen su propia jerarquización de los 10 hechos vicitimizantes.
2.      ¿Quiénes han sido los victimarios más importantes de cada uno  de esos hechos victimizantes?
En este caso para cada hecho habría  que identificar a los dos victimarios  más importantes  ojalá, lo que no siempre será posible, con porcentajes de participación en la violación o infracción.
3.      ¿en clave de sectores sociales y poblacionales pero también de regiones, cuáles  han sido las personas más afectadas y en qué regiones del país?
Para cada hecho habría que fijar, por lo menos, las dos víctimas directas más afectadas y, por lo menos, las tres regiones  más importantes donde los hechos han acaecido.
Establecido este cuadro general con 10 hechos victimizantes, frecuencia, victimarios, víctimas  y regiones, se podría pasar a definir algunos patrones concretos teniendo como referente los criterios ya definidos desde la Habana, sobre todo, los  relativos a equilibrio y pluralismo.
A este respecto destacamos lo siguiente:
a.      Las distintas Tandas de Víctimas directas que viajarán a la Habana, y para garantizar el equilibrio,  deben tener una composición pluralista.
b.      Si  se definen los 10 hechos victimizantes más “paradigmáticos”,  cada Tanda podría asumir dos como centrales para ser tratados en cada uno de los cinco ciclos.
c.       Para garantizar la Memoria del desarrollo del evento, tres víctimas directas, las  mejor “cualificadas” en todos los aspectos,  y en representación cada una de las víctimas de las guerrillas, de los paramilitares y del Estado, deberían asistir a los cinco ciclos.
d.      Como faltarían por definir nueve miembros  para cada Tanda, entonces, para garantizar ya no tanto el equilibrio sino la realidad de lo acaecido, estos serían seleccionados según el mayor o menor peso, ojalá porcentual,  de los  victimarios en la comisión de la violación o infracción correspondiente.









ANEXO 1

Cuadro tentativo de afectaciones










[1] . “Los Colombianos ya comenzaron a reconciliarse”, en, RECONCILIACIÓN COLOMBIA, Publicaciones Semana, 1 de junio 2014; se han publicado cuatro números anteriores ,  1  ( febrero 22 de 2014; 2 ( marzo 16 de 2014); 3 ( marzo 30 de 2014 ); y 4 ( mayo 4 de 2014)
[2] . Vélez R. Humberto, “Lederach, entre el científico  y el artista de la Paz”, Iep-Programa de Estudios Políticos  de la Universidad del Valle, 2012.
[3].Entrevista a John Paul Lederach.”A Superar las Roscas”, en, Revista Reconciliación Colombia, pgs. 136-137.
[4].  EL Observador, Uruguay, “Mujica volvió a ofrecerse como mediador de paz”, www.elobservador.com.uy/

[5] .Pinzón Sánchez, Alberto. “Justicia Transicional y Memoria Histórica”, Columnistas Libres, 14-07-214.
[7] .  Mandariaga, Antonio. “¿La Hora de las Víctimas? Seminario Virtual Caja de Herramientas, Edición 408,  Bogotá, 18-24 de julio 2014
[8] . “Más que propuestas, exigimos respuestas”, www.lasvocesdelsecuestro.com/noticias-detalle.php?id=7919
[9] . Duzán, María Jimena, “La Hora de las Víctimas”, Semana, 20-27 de julio de 2014, pg. 36
[10] . Márquez, Iván, ”Debemos alcanzar la Paz”,  las2orillas, julio 19 2014,  www.las2orillas.co/
[11] .www.jesuitas.org.co/obra.html?obra_id=1
[12]. nacionesunidas.org.co/con-abrazo-por-la-reconciliacion-concluye-foro ; prensarural.org/spip.php?article14651
[13] . González P. Camilo. “La Verdad en el Abandono forzado y el abandono de tierras”,  www. centrodememoriahistorica.gov.co .  
[14] . Semana, 20-27 de julio de 2014, pg.38 solo irán 60 personas en cinco ciclos de 12. De cara  a un panorama tan complejo como el de una pluralidad enormemente heterogénea de hechos
[15] . “Para Oir a las Víctimas, El Espectador, Editorial, 19-07-2014.
[16] . Recomendamos, sobre todo, el trabajo más sistemático realizado por CINEP Y CODHES

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