31 agosto 2016

Atisbos Aanalíticos 247

ATISBOS ANALÍTICOS 247, Armenia-Quindío,  septiembre 1 de  2016, Humberto Vélez R miembro fundador de REDUNIPAZ, Red de Universidades por la Paz y la Convivencia; publicación de ECOPAIS, Fundación Estado*Comunidad*País y DE INCOPAZ, INSTITUTO COLOBIANO DE Y PARA LA PAZ, “por un nuevo estado para una nueva Colombia, humbertovelezr@gmail.com, atisbosnaliticos2000.blogspot.com.

 
el plebiscito : si o no y punto; entonces,
o más  guerra u otra LEJANA renegociación

INTRODUCCIÓN

Ahora sí todo está acordado:¡Felicitaciones a las dos partes y a la ciudadanía  por UNA  paciencia QUE DARÁ SUS FRUTOS en la etapa más difícil  que es la que se avecina, EN EL complejo  PROCESO QUE apenas está despegando  DE CONSTRUCCIÓN diferenciada DE PAZ EN Y DESDE  TERRITORIOS que aunque tienen mucho en común, presentan muchas e importantes diferencias!




Abstract
Cada quien puede leer el acápite que desee, pues gozan de relativa autonomía).




Los entusiastas Hackers, el Centro Democrático y una nueva y perversaforma de hacer política: el caso de la Ministra Gay de Educación y el Plebiscito.


2. Ya las extrema derechas casi no requieren propiciar los clásicos golpes de Estado, con justificaciones legales han aprendido a darlos  por sí mismas manipulando de modo mediático y perverso la opinión ciudadana”.
3. Hace apenas tres semanas escribimos  el Atisbo 246, “El Plebiscito en  1600 interdisciplinarias palabras; dijimos entonces… que “lo más sano era que la oposición  legitimara en lo electoral la certeza de sus posiciones y que si  lograba un umbral negatorio del 13% con un voto, por lo menos, encima del “SÍ”, hasta ahí llegaba  la  negociación  de Santos”; y añadimos  que  una conducta así era sano para el futuro de la democracia colombiana.
4. Pero, muy pronto el Centro democrático se decidió  por un raro y extraño y contradictorio y hasta desorientador “No”. Si ganaba “el No”, dijeron pronto los uribistas  como para no echarse encima la responsabilidad de otras décadas más de guerra interna, se trataba de un ‘No’ condicionado, pues lo que harían sería re-formular el modelo habanero de negociación”.
5. Todo esto, con serenidad y sin  algarabía ni insultos y en un lenguaje sencillo hay que decírselo al conjunto de la ciudadanía en esta coyuntura del Plebiscito: no es que Uribe- hábil y mediático y efectista político-  crea “atontadas” a las guerrillas; no es que el ex presidente…  Sólo está buscando dos cosas: primera, ganar el Plebiscito con su ‘No condicionado’; y segundo, ganarle  tiempo al tiempo, pues si logra tumbar lo de la Habana, se le abre  el camino  para aspirar a una tercera presidencia, en persona o mediante un manejable ventrílocuo”.
6. “…a los resultados de las Encuestas- que más que conocimientos  objetivos lo que miden en la coyuntura  del momento son opiniones y percepciones subjetivas transitorias- hay que hacerles una  lectura no mecánica sino, más bien dialéctica, que recoja las contradicciones y tensiones que se mueven y chocan en los distintos momentos en la  intimidad subjetiva de los ciudadanos concretos”.
7. ¿Cómo explicar entonces los paradojales resultados de la última Encuesta Gallup? “…el grueso de la gente está aprendiendo a realizar un juicio crítico racional más o menos así: “ si todos los días y a toda hora en la vida cotidiana me tengo que comer tantos sapos que produce esta sociedad  ¿por qué no me voy a comer éste de la pacificación que, por lo menos,  en el último año ha mostrado y evidenciado que  centenares de colombianos- soldaditos y civiles y guerrilleros- no han muerto como resultado de las negociaciones que se vienen realizando en la Habana?”.
8. Las críticas centrales formuladas por la oposición al “Documento Final para la Terminación del Conflicto. En nuestra opinión meramente ajustada a la lógica jurídica, “si el 2 de octubre  gana la opción del ‘Sí’, solo el pueblo soberano que fue el que los aprobó, podrá reversar los Acuerdos en un nuevo acto político y, por lo tanto, equivocado se encuentra el ex presidente Uribe al asignarles esa tarea  al Congreso, a las Cortes o  a los futuros gobiernos”.

9. De todas maneras suena raro que la Iglesia Católica colombiana, no obstante la presencia destacada del pacifista y humanista y muy solidario Papa Francisco en el proceso, salga ahora  con un comunicado en el que anuncia que "de ninguna manera, la iglesia católica induce a los colombianos a votar por el Sí o por el No en el plebiscito" mientras otras iglesias cristianas le han dado ya un sí  al  ‘SÍ’ “.

10.  Una opinión sensata formulada desde las lógicas de la ciudadanía.

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Cuando socialmente no se lo usa como conjunto orgánico de reglas de juego funcionales  a la construcción de una convivencia democrática sino como mera ideología, vale decir, como una forma de tapar y velar lo real para manejarlo según los amaños de los poderosos, el derecho sirve para todo lo que suene a perverso: aún para producir  nuevas formas de  golpe de Estado aparentadas de legalidad y de la más enorme legitimidad. Esto es todavía mucho más válido en el mundo actual cuando la política se nos ha venido convirtiendo en un  mero problema técnico definido por un accionar  sistemático  orientado a  crear una matriz de opinión pública en torno a un problema concreto altamente sensible para la población  entregando información masiva y reiterativa e incisiva  a  un grupo muy grande de  siempre disponibles hackers cuyo oficio no es otro que la entrega continua de información: se trata personas entusiastas cuya ética se encuentra asociada a la creencia de que el entregar y compartir  información al alcance de todos , en sí y por sí mismo y  al margen de su validez fáctica o de su coherencia teórica, es bueno y saludable constituyendo el acceso a ella un derecho casi sagrado del conjunto de la ciudadanía.[1] En Colombia, en el  Centro Democrático, y sobre todo con  su máximo líder y sus cuadros dirigentes, se encuentran los simpatizantes más fervorosos de esa pervertida  forma neo-técnica de hacer política como se ha podido verificar  con la campaña que armaron a principios de agosto : le entregaron, de modo masivo, a los entusiastas hackers una cartilla “falseada” sobre lo que llamaron “ideología de género” buscando la caída de la Ministra gay  de Educación Gina Parody para tras ella  arrastrar de la jeta  a desorientados  padres de familia, a las organizaciones  religiosas y al conjunto del  moralismo intolerante    en contra del plebiscito.
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En parte o en mucho es  lo que ha venido acaeciendo en América Latina en el último año. Es por eso por lo que como contexto de este Ensayo, importa señalar lo que ha escrito desde España  nuestro amigo  y sociólogo Juan Diego García titulado LA OFENSIVA,
La ofensiva de la derecha en Latinoamérica ofrece un balance bastante desigual que no justifica en modo alguno sus declaraciones triunfalistas allí en donde han desalojado a gobiernos progresistas ni resultan creíbles  las proclamas apocalípticas de la derecha venezolana o colombiana…Y para no ser menos, la derecha extrema en Colombia impulsa ahora el NO en el plebiscito que debe refrendar los acuerdos de La Habana con la insurgencia de las FARC-EP. Con mentiras evidentes y sembrando el miedo entre la ciudadanía (en eso son expertos) buscan sabotear un acuerdo que gana mayores apoyos cada día en un país que sin duda no merece otro medio siglo de guerra civil. ¡Ni Washington los apoya!....al menos por ahora.”[2] Ya las extrema derechas casi no requieren propiciar los clásicos golpes de Estado, han aprendido a darlos con justificaciones legales por sí mismas manipulando de modo mediático y perverso la opinión ciudadana.
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Hace apenas tres semanas escribimos  el Atisbo 246, “El Plebiscito en  1600 interdisciplinarias palabras”[3]; hasta ese momento las posiciones en el partido de Uribe bailoteaban  entre la abstención y  “el No”. Dijimos entonces que para bien del futuro de la democracia colombiana- un futuro que bajo el horizonte de “el sí”  por vez primera preanunciaba  la expulsión  de  las armas y de las violencias  del régimen político colombiano- lo sano era no aparentar desear   el inicio inmediato de la pacificación del país pero tampoco abstenerse en una sociedad de históricos abstencionistas, sino, más bien, votar de modo abierto y explícito por “el No”. Lo más sano, señalamos, era que la oposición  legitimara en lo electoral la certeza de sus posiciones y que si  lograba un umbral negatorio del 13% con un voto, por lo menos, encima del “SÍ”, hasta ahí llegaba  la  negociación  de Santos. Y hasta ahí llegaba porque el fallo de la Corte Constitucional- Sentencia C-379- había sido  preciso y ordenante: si en el Plebiscito como acto político  ganaba el “SI”, Santos estaba obligado a cumplir lo que el pueblo como soberano supremo le ordenaba, pero si el triunfante era el “NO”, hasta ahí llegaba su esfuerzo pacificador a no ser que  el presidente se decidiese a emprender una nueva y muy  distinta negociación, empeño político  éste que, aunque viable en lo jurídico,  por razones de desaliento, de tiempo y de dificultades prácticas, casi con seguridad este gobierno no va a emprender.
En estas condiciones, el desarrollo subsecuente del conflicto interno armado quedaba en manos no de Uribe sino del conjunto de las fuerzas sociales y políticas del país, pues no  otras serían  las consecuencias de la  derrota de Santos por Uribe.
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 Pero, muy pronto el Centro democrático se decidió  por un raro y extraño y contradictorio y hasta desorientador “No”. Si ganaba  “el No”, dijeron pronto los uribistas  como para no echarse encima la responsabilidad de otras décadas más de guerra interna, se trataba de “un No” condicionado, pues lo que harían sería reformular el modelo habanero de negociación   por uno orientado  a buscar una negociación perfecta sin concesiones a las Farc  con lo que se  inyectaría suavidad judicial   a unos maltratados militares a quienes se estaba pretendiendo  igualar  a los terroristas llevando el desaliento  a su  patriótico accionar armado. Si no fuera por sus precedentes, lo sano sería pensar que  un Uribe honestamente convencido  es el que está proponiendo una “negociación” con cárcel para la dirección de los insurgentes y con la prohibición de participar en política.  Pero, como para recordar ahora al Uribe Vélez del 10 de marzo del  2005 que, cuando estaba negociando con los paramilitares, avaló así su Ley de Justicia y Paz en declaraciones  a la W Radio,




Encontrar un buen balance entre paz y justicia es muy difícil, paz sin impunidad, justicia sin sometimiento. Pero le voy a decir: todos los procesos de paz son imperfectos, hasta el límite que me he atrevido a decir lo que ahora repito: en todos esos procesos de paz finalmente uno ve un poquitico de sometimiento en nombre de la justicia y algo de impunidad en nombre de la paz. En esto hay que hablar con toda franqueza. Aquí no hay legislación perfecta. En un proceso de paz queda algo de impunidad; tenemos que buscar que sea la menor posible”.[4]




Y en materia de la participación política de las Farc, ésta para farianos   es de la esencia de una negociación, pues si en 1964 se alzaron formalmente en armas fue porque, como  animales políticos racionales consideraron que  no cabían en el régimen político bipartidista entonces  constitucionalmente vigente. Como lo ha destacado Rodrigo Uprimny,  en el 2003 “Uribe no se oponía a la elegibilidad política de responsables  de crímenes atroces que se desmovilizaran…Y en declaraciones ulteriores reiteró que, para negociar con la guerrilla, estaba dispuesto a proponer una reforma constitucional que eliminara las inhabilidades que impedían participar en política a los responsables de crímenes atroces”.[5]




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Todo esto, con serenidad y sin  algarabía ni insultos al uribismo, en un lenguaje sencillo hay que decírselo al conjunto de la ciudadanía en esta coyuntura del Plebiscito: no es que Uribe- hábil y mediático y efectista político-  crea “atontadas” a las guerrillas; no es que piense que éstas vayan a sentarse a la ficticia Mesa que está anunciando  renunciando a las tres concesiones básicas mínimas que han logrado en la Habana: 1. una reforma rural integral, 2. un modelo de Justicia Transicional aplicable a todos los victimarios y. 3. la posibilidad efectiva de continuar haciendo política por las vías de las democracias representativa y participativa; no es que el expresidente  crea como inamovibles los años ha,  para él, movibles principios que está pregonando ahora; finalmente, no es que no sepa que los resultados del Plebiscito son vinculantes u obligatorios para el gobierno de Santos. Todo eso lo sabe de sobra, aunque lo que no le conviene lo sabe disimular muy bien o, por lo menos, es habilidoso para tapar con toda tranquilidad  el componente falso o semi-falso de muchas de sus afirmaciones. Sólo está buscando dos cosas: primera, ganar el Plebiscito con su “No condicionado”; y segundo, ganarle  tiempo al tiempo, pues si logra tumbar lo de la Habana, se le abre  el camino  para aspirar a una tercera presidencia, en persona o mediante un manejable ventrílocuo. Ha sido por esto por lo que el Centro Democrático por medio de Alfredo Rangel  se ha anticipado a presentar un  proyecto de ley dirigido a crear un Tribunal de Paz, que contempla 5 años de prisión para militares y civiles incursos en conductas delictivas asociadas al conflicto interno armado.[6] Esto no obstante, son tantos los beneficios que le han colgado a ese proyecto que, en la práctica, las penalizaciones quedarían  reducidas a casi  cero: 1.solo es aplicable a militares y civiles incursos y, en ningún caso, a miembros de grupos ilegales; 2.los acusados  quedarían  en libertad condicional hasta el momento en que se produzca una sentencia; 3.nadie debería sentirse obligado a  declararse culpable, cada acusado debe ser vencido en un juicio; 4. los militares y civiles actualmente condenados, quedarían en libertad  si ya han cumplido cinco años de prisión; y 5.las amnistías otorgadas por la Jurisdicción Especial de Paz podrían ser revocadas por la Corte Penal Internacional y por el Congreso colombiano.




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En días pasados contrastantes fueron los resultados  presentados  en dos sondeos  muy distintos: mientras la Encuesta de IPSOS-  empresa que se prestó para hacerle el juego a la jugarreta mediática contra Gina  Parody aunque a posteriori se autocriticó al reconocerle a Daniel Coronell las fallas de método y de cobertura en que incurrieron[7]- señaló que la mitad de los colombianos votarían el No frente a un menguado 39% que apoyaría el Si ,  GALLUP – empresa encuestadora técnicamente probada en muchas partes del mundo-  en una Encuesta que cubrió 58 municipios señaló que 10 millones de colombianos, el 35.1% del censo electoral, participarían en el Plebiscito, así: 67.5% por el SI Y 32.5% por el NO; en este mismo sondeo, contrastante e interesante paradoja, las imágenes  de Uribe y de Santos, alcanzaron 60 y 37% respectivamente, mientras que, y aquí la paradoja se agiganta, el 77% señaló que no estaba de acuerdo con las participación de las Farc en política  y un  85.8 % manifestó   tener una imagen desfavorable de esta organización. Esto significa que a los resultados de las Encuestas- que más que conocimientos  objetivos lo que miden en la coyuntura  del momento son opiniones y percepciones subjetivas transitorias- hay que hacerles una  lectura no mecánica sino, más bien dialéctica, que recoja las contradicciones y tensiones que se mueven y chocan en los distintos momentos en la  intimidad subjetiva de los ciudadanos concretos. En este caso, por ejemplo,  no obstante la  des-favorabilidad destacada  en materia de imagen y de posibilidad de participación de los ex-guerrilleros en política, la gente se mostró dispuesta a tragarse, digámoslo así con ese lenguaje tosco, “EL SAPO DEL PLEBISCITO”, pues iguales o mayores son LOS SAPOS DEL ESTABLECIMIENTO que se han tenido que engullir  todos los días y a toda hora (un sistema de justicia formal del Estado disfuncional y elevadamente impune, personas que empobrecidas ingresan al mundo de  la política y en cuestión de unos pocos años salen enriquecidas, la más voraz, intensiva y progresiva  corrupción público-privada…).




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 ¿Cómo explicar, entonces, tan tremenda paradoja? Las explicaciones pueden ser muchas. Sólo destacamos una. En el estado al que han llegado los diálogos- hoy 24 de agosto felizmente se  ha anunciado que todo está ya acordado - y FELICITACIONES PARA LAS DOS PARTES QUE ASÍ LE HAN DADO CONTENIDO PRECISO AL OBJETO DEL PLEBISCITO -  el grueso de la gente ha comenzado a realizar un juicio crítico racional más o menos así:
si todos los días y a toda hora en la vida cotidiana me tengo que comer tantos sapos que produce esta sociedad  ¿por qué no me voy a comer éste de la pacificación que en el último año ha mostrado y evidenciado que CENTENARES DE COLOMBIANOS, SOLDADITOS Y CIVILES Y GUERRILLEROS, NO HAN MUERTO COMO RESULTADO DE LAS NEGOCIACIONES QUE SE VIENEN REALIZANDO EN LA HABANA”?
De resultar válida esta explicación, ella expresaría que la mera pacificación como una de las cuatro dimensiones de la construcción de paz,  es decir, el dejar de matarnos entre nosotros, se está convirtiendo en un valor en sí y por sí mismo pero sin que ello signifique que la ciudadanía no desee ir más allá. Entonces, como efecto demostración, por todas partes lo debemos publicitar en estas semanas que antecederán al Plebiscito a realizar en 2 de octubre: de acuerdo con CERAC, en el último año los muertos de civiles por motivos del conflicto armado bajaron un 98% y las muertes de combatientes cayeron un 94%: “a julio 19 del 2016 han transcurrido 1234 días sin tomas de poblaciones, 580 días sin retenes y 373 sin emboscadas a la Fuerza Pública”.[8]




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Doscientas noventa y siete páginas, con un preámbulo de 3 y una introducción de 4, cubren el histórico “ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ  ESTABLE Y DURADERA”. Como no hay texto bueno o malo si alguien no lo ha leído, recomendamos su lectura en,  www.mesadeconversaciones.com.co, o si les aburre o cansa un documento  tan largo, lo pueden escuchar en, https://www.spreaker.com/show/lectura-del-acuerdo-de-paz . De acuerdo con el contenido de los Acuerdos y a la actual correlación  de fuerzas en la negociación de la Habana las dos partes, hasta ayer enemigas y hoy socios adversarios, han ganado y han perdido, pero la que más  ha ganado ha sido el conjunto de la nación colombiana.

 Buena la extensión, pues se llegó hasta el detalle para que  nadie pudiese pensar que  ha habido Acuerdos ocultos para manejarlos entre las mangas de negociadores con vocación de tahúres. Ya cada quien hará, sin prejuicios conscientes y manipuladores,  su propio resumen sin olvidar, claro está, que, por muy bien intencionado que se  esté, toda condensación de textos  no deja de ser una construcción  personal socialmente condicionada. Si se me pidiese ahora, que explicitara mi resumen personal, al margen de los detalles técnico-políticos de la implementación, lo  esbozaría así:
Objetivo específico central de los Acuerdos: Crear las condiciones para que las Farc paren de buscar el poder  a través de  los fusiles para hacerlo a través de las urnas y los votos; es decir, la pacificación o el dejar de matarnos entre colombianos, es el objetivo estratégico buscado. Para el cumplimiento de este objetivo específico  una condición sine qua non es la dejación de las armas. Los críticos de esta operación han dicho que las Farc dejarán  ocultas una buena parte de ellas. Precisamente para evitar esa posibilidad, las Naciones Unidas han asumido el encargo de observar in situ el proceso y monitorearlo. De todas maneras, si la  oposición desconfía de la ONU, que señale entonces en concreto qué organización no interesada ni comprometida podría cumplir cabalmente esa compleja y delicada tarea.

Aparece entonces aquí la única concesión importante y central que se le ha hecho a las Farc en sí mismas consideradas: la de no juzgar a sus responsables estratégicos,  es decir, al Secretariado, a la luz de las penalizaciones contempladas en el Derecho Penal sino con penas alternativas, que  sólo serán aplicables a los que confiesen sus delitos de lesa humanidad que todos sabemos han sido crueles y reales como las de los otros actores de la guerra interna,  pero quienes no lo hagan serán  objeto de la Justicia Penal ordinaria. ¿En dónde está entonces la impunidad total de la que tanto  hablan  la oposición así como Vivanco presidente de Human Rigths watch? Para el conjunto de los miembros de base  de la organización habrá indulto y amnistía. Planteemos entonces un hecho y una pregunta: por una parte, la posibilidad de penas alternativas para casos de comprometidos en conflictos armados internos está ya  ampliamente contemplada en la legislación  humanitaria internacional y ¿por qué  la oposición no nos  precisa, para aprender de esa lección,  en qué partes del mundo  se ha negociado aplicando cárcel a los insurgentes, acto de justicia que aquí si se aplicará para quienes no confiesen sus crímenes de lesa humanidad? Entonces, por eso se acordó una JURISDICCIÓN ESPECIAL, EXCEPCIONAL Y TEMPORAL  PARA LA PAZ, la forma histórica que asumió en Colombia la JUSTICIA TRANSICIONAL ampliamente aceptada y avalada ya por los TRIBUNALES INTERNACIONALES, orientada a  PROTEGER LOS DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS  a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no reparación. Al respecto sólo destacamos una pedagógica observación: es cierto que si teóricamente se confronta esta forma de Justicia Transicional con el relativamente bien evolucionado pero casi inoperante Derecho Penal colombiano se podría hablar de una suavización de la penalización, que es lo que la oposición a los Diálogos de la Habana denomina IMPUNIDAD; pero, para parar un conflicto armado ya envejecido- el más largo y cruento del hemisferio occidental-  era necesario postular penas alternativas que, por no ser cárcel a no ser para los que libremente no confiesen sus graves delitos atentatorios de la dignidad humana, no dejan de ser  una forma de justicia, pues como lo dijo el propio Uribe Vélez en el 2005, “en todos esos procesos de paz finalmente uno ve un poquitico de sometimiento en nombre de la justicia y algo de impunidad en nombre de la paz.”  Una presumible crítica importante que, desde meses ha,  se le ha hecho a la Jurisdicción Especial de paz es la que los guerrilleros estaban buscando designar o tener incidencia en la selección  de los Jueces que los juzgarían. Asunto éste muy delicado, fue objeto de una discusión detallada en la Habana, tal como lo expresa el texto final de los Acuerdos, y lo ha reiterado Adolfo Atehortúa, emérito rector de la Universidad Pedagógica Nacional,
La mesa de negociaciones ha acordado también la participación del SUE en la selección de los magistrados del Tribunal de paz que llevará sobre sus hombros, con absoluta imparcialidad, la aplicación del esquema transicional de justicia que hará posible la concreción de los acuerdos. Además del SUE, harían parte de dicho comité el papa Francisco, el secretario general de la ONU, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia y la delegación en Colombia del Centro Internacional de Justicia Transicional (ICTJ)”. [9] Aunque algunos han señalado que no metamos al benemérito Papa en estos asuntos, de nuevo digamos que habría que estar atentos si algún colombiano propone un Comité más representativo y respetable que éste para la selección de los Magistrados del Tribunal de Paz.


El otro Acuerdo importante, que más que una concesión a las Farc, que siempre ha tenido  entre pecho y espalda la cuestión agraria, ha sido una reivindicación campesina que el Estado en sus políticas agrarias jamás ha asumido como un asunto substantivo: una Reforma  integral agraria que tenga como referente central las economías campesinas donde habitan 8.5  millones de personas de las 11.3  que   hay en el campo, casi todas ellas pequeños y precarizados  propietarios y arrendatarios. Uno de los componentes importantes de este Acuerdo es el producir un cambio en la estructura de tenencia y uso de la tierra a partir de la conformación de  un Fondo de tierras que tendrá, entre otras, como una de sus fuentes de alimentación, las abundantes tierras ociosas con vocación agrícola  existentes en Colombia, propiedad de tierras que, en su componente de latifundios improductivos,  puede asumirse como ilegal pues no cumple la función social constitucionalmente contemplada en el actual ordenamiento jurídico colombiano.  
 Es a este componente del Acuerdo sobre reforma rural integral a lo que más le teme un amplio sector de opositores a los Diálogos de la Habana siendo eso lo que les ha permitido, de cara a la opinión pública ciudadana,  asimilar de modo falaz  a “Castro Comunismo” las negociaciones de la Habana y afirmar que Santos, al atentar contra la propiedad privada con ese Fondo de tierras,  le estaría entregando el país a las guerrillas. Pero, lejos está  del pensamiento de Santos atentar contra la propiedad privada- es uno de sus más férreos defensores-  al pensar en esas tierras ociosas con vocación agrícola  como una de las fuentes de alimentación del acordado Fondos de tierras, pues lo único que ha dicho es que porciones muy importantes  esas tierras no han cumplido LA FUNCIÓN SOCIAL A LA QUE CONSTITUCIONALMENTE ESTÁN OBLIGADAS.   

Por lo tanto, que muchos sectores de la oposición dejen de hacer demagogia  barata al respecto: en Colombia no va a haber en esta ocasión  por primera vez en su historia  una reforma agraria  democrático capitalista que afecte al conjunto del latifundio ni mucho menos va a haber una socialización de la propiedad de la tierra; sólo se afectaría, en su componente improductivo, a aquellos terratenientes que, por razones de especulación o de búsqueda de poder y/o prestigio social mantienen en sus manos extensas e ilegales tierras ociosas que no cumplen la necesaria función social que constitucionalmente le corresponde a toda forma de propiedad privada.
Ha habido otros dos Acuerdos, sobre participación política y sustitución de cultivos de uso ilícito, en torno a los cuales, por economía de espacio y por no haber despertado tantas críticas, no hacemos por ahora referencia especial. Agregamos también que muy positivos han sido los Acuerdos sobre desminados y sobre búsqueda de personas desaparecidas.
Pero, ha habido  otros inflados  fantasmas que se han echado a volar pero que ahora han empezado a desinflarse, así: 1. Desde meses atrás alguien lanzó  a las redes sociales la idea de que durante tempo indefinido a cada  guerrillero desmovilizado se le pagaría mensualmente un millón ochocientos mil pesos (1.8000.000 pesos; pero, sólo se los subvencionará por dos años con el 90% de un salario mínimo, o sea, 620.000 pesos; 2. se ha dicho, y Uribe Vélez  lo reiteró hoy 26 de agosto, que   el  gobierno de Santos haría una reforma tributaria  que haría recaer  sobre los  más pobres el financiamiento de  la costosa negociación. Pero, ocurre que con negociación  o sin ella, este gobierno va a hacer esa reforma por razones fiscales muy ligadas a la caída de los precios del petróleo: existe un hueco fiscal de 30 billones de pesos y por eso más que una reforma estructural será una reforma coyuntural para atender a esa emergencia fiscal. Pero, para financiar la etapa que viene, la de los acuerdos posthabana, el gobierno está pensando más en la cooperación internacional que en una reforma tributaria. Pero si por alguna razón se desliza la iniciativa de un  Impuesto temporal para la Paz, éste no podría ni debería afectar a  la gran masa de colombianos que devengan  menos de cuatro millones de pesos.

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En cuatro cartillas y en 1552 palabras Uribe Vélez condensó sus críticas de las 297 páginas del  Acuerdo final para la terminación del conflicto; más que un  resumen personal del texto - como todo resumen, el nuestro también,  socio-ideológicamente condicionado- se trató de un compendio de sus críticas del documento y de muchas otras cosas que nada o muy  poco tienen que ver con él. Y allí radica su mayor bondad: por fin se tiene un texto que recoge el conjunto de sus críticas casi todas dispersas y recibidas a través de algunos de los miembros  de su grupo partidista que  apenas si alanzan a medio remedarlas eso sí con tono muy uribista. Lo reiteramos: se trata de generalizaciones, para ser más benignos llamémoslas  hipótesis, pero casi todas carecen de pruebas empíricas o fácticas, pertinentes, robustas y precisas y por eso se quedan en la condición o de truncadas verdades o de meras conjeturas y suposiciones. Aún más, en varios casos se establecen las correlaciones más ilógicas como eso de decir que las Farc son el nuevo paramilitarismo o que lo de Nicaragua fue  una concesión a las Farc o de que Colombia marcha hacia la colectivización de la tierra. De todas maneras, no obstantes estas evidentes fallas, no digamos si nos parece bueno o malo el texto, que todos lo leamos sin prejuicios malintencionados el texto de Uribe y que cada quien saque sus conclusiones en una u otra dirección.[10]
  Uribe señaló y reiteró que no se opone a la pacificación   sino al tipo de Acuerdos que se han construido en la Habana exigiendo su revisión  y que si gana el Sí, como la Agenda nacional no puede ser la del terrorismo, el Congreso, las Cortes y los gobiernos futuros podrían  reversarlos. Pero, como en este caso, la Corte ha decidido que “el sí es el sí y el no es el no”  si gana la primera opción, solo el pueblo soberano que fue el que los aprobó, podría reversarlos en un nuevo acto político y, por lo tanto, equivocado se encuentra el expresidente al asignarles esa tarea  al Congreso, a las Cortes o  a los futuros gobiernos.







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De todas maneras suena raro que la Iglesia Católica colombiana, no obstante la presencia destacada del pacifista y humanista y muy solidario Papa Francisco en el proceso, salga ahora  con un comunicado en el que anuncia que "de ninguna manera, la iglesia católica induce a los colombianos a votar por el Sí o por el No en el plebiscito" mientras otras iglesias cristianas le han dado ya un sí  al  “SÍ”[11].
En cuatro años, desde el 12 de agosto del 2012 hasta el 24 de agosto del 2016, es mucho lo que las “partes enemigas” han avanzado en reconciliación, una segunda dimensión central de la construcción de la Paz en Colombia, país en el que desde el siglo XIX sus habitantes en sus interacciones cotidianas han estado más marcados por la relación amigo-enemigos que por la relación amigos-adversarios o amigos-aliados. Ha sido por esto por lo que hoy 24 de agosto los hasta ayer enemigos, como adversarios que ya son, han finalizado unos Acuerdos, que pueden ser el punto de partida de una transformación  del país a partir de un cambio estructural en las relaciones sociales en el campo.[12] ¿Por qué entonces la Iglesia católica, cuyo valor central es el amor al prójimo como acto de solidaridad humana, por lo menos, superando un objetivismo que no le compete,  no sugiere  o aconseja el “SI” sobre todo cuando observamos lo que en los últimos dos años ha acaecido en la relación entre militares y guerrilleros en materia de desmonte de desconfianzas y de aproximación a un trabajo conjunto en materia de pacificación?




Ver al general Javier Flórez, antiguo jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares, uno de los más duros en la lucha contra las Farc, quien fuera clave en las acciones que llevaron a la muerte a los líderes guerrilleros Alfonso Cano, Raúl Reyes y el Mono Jojoy, trabajando en el alistamiento de  los lugares donde se pondrá fin al conflicto armado, hombro a hombro con el comandante de las Farc  Carlos Antonio Lozada, quien dirigiera la Red Urbana Antonio Nariño y, como tal, realizara montones de operativos de terror, me llevó a preguntarme: ¿sería posible que si fracasara el plebiscito y volviera la guerra, estos dos hombres que han compartido juntos tantas horas de trabajo en La Habana y en Colombia y que se han mirado a los ojos, puedan enfrentarse a muerte de nuevo y disparase en un campo de batalla?[13]




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Como nos ha escrito nuestro hijo el abogado Federico Vélez Pachón,
















































[1] . Himanen, Pekka. La Etica Hacker y el espíritu de la era de la informática. eprints.rclis.org.org/12851/1/pekka.pdf .
[2] .García, Juan Diego”, DEFENSIVA, agosto 2016.
[3] .https://groups.google.dom/fórum/#!topic/mesacomunicacionpacifico/3hueSZDIO_s .
[4]. “Proceso de Paz con las Autodefensas”. Memoria Documental 2005-2007, pg. 64.
[5] Uprimny Rodrigo. “Paz y elegibilidad política”, El Espectador, domingo 21 de agosto 2016, pg.40
[6] .Semana.com, 17-06.2016.
[7] .Coronell, Daniel. LOS PROBLEMA DE UNA ENCUESTA, Semana, No 1789, del 14 al 21 de agosto de 2016, pg.19.
[8] .CERAC, Columnistas Libres, 19-08-2016.
[9] . Atehortúa, Adolfo. “El compromiso de la Universidad con la Paz, El Espectador, 26-07-2016
[10] . Vélez Uribe, Alvaro,
[11] . “Congregaciones cristianas le dieron sí al plebiscito”; “La iglesia católica aclara su posición  frente al plebiscito por la paz”, El Espectador, 23-07-2016.
[12] . Vélez Ramírez, Humberto, ¿Qué puede ser ese asunto llamado paz territorial?, Atisbos Analíticos 239, 18-03-2016; “En Colombia urge historizar el concepto de territorio para poder actuar sobre Territorios Tipo-ideal de guerra, de violencias y de construcción de paz”, Atisbos Analíticos No 242, junio 2016; encontrar en : o el Google o en, www.atisbosanaliticos2000.blogspot.com, .
[13] .Lara Salive, Patricia. El Espectador, 20-07-2016.


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